El estrés laboral, también conocido últimamente como síndrome de burn-out, es un agotamiento del sistema nervioso que puede llegar a cronificarse y dar origen a síntomas de tipo depresivos.
Este tipo de “desgaste” se debe sobre todo a la sobrecarga de trabajo y la excesiva responsabilidad. Por supuesto también influye el clima relacional en el ámbito laboral. Sin embargo los psicoanalistas identifican las causas en la sobrevaloración de las nociones de éxito o fracaso que cada uno tiene de sus tareas cotidianas.
En el largo plazo pueden aparecer otro tipo de complicaciones, muchas de ellas relacionadas con somatizaciones: síntomas gastrointestinales, dolores musculares y malestares de cabeza. Todos fenómenos que hablan de un cuerpo que está padeciendo un estado de tensión permanente.
Para reconocer si padecemos de burn-out tenemos que prestar atención a algunos signos:
- Cansancio físico
- Irritabilidad
- Tristeza
- Falta de energía
- Dificultad para concentrarse
- Alteraciones del sueño (insomnio e hipersomnia)
Para prevenir el estrés laboral, hay algunas pequeñas “tips” que te pueden ser útiles para mejorar tu relación con el trabajo:
- Respeta el espacio de almuerzo y haz pequeñas pausas para vaciar tu mente: una a media mañana y otra a media tarde.
- Al levantarse, estírate e procura caminar para oxigenar la mente y el cuerpo.
- Sal unos minutos a la calle o asómate a la ventana. El aire libre, sobre todo si hace buen tiempo, te ayudará a relajarte. Observa el cielo y respira hondo durante unos minutos.
- Usa la música. Ponte los auriculares con tu canción preferida y escúchala una o dos veces. Será un buen paréntesis y te ayudará relajarte.
- Aprovecha tu tiempo libre para descansar. Hazte un horario planeando todas tus actividades y procurando dejar siempre un rato para el ocio y el descanso, un tiempo solo para ti.
- Abandona el café y cualquier cosa que lleve azúcar y toma en su lugar frutos secos y zumos naturales o infusiones de plantas. Tal vez el café y el azúcar te animen al principio, pero luego te producirán el efecto contrario y te harán más mal que bien.
- Haz una meditación de tan solo un minuto o dos. Para ello, centras tu atención en tu respiración y olvídate de todo lo demás, como si no hubiera nada más en el mundo.
- Cuando el día se acaba intenta focalizarte en los objetivos cumplidos y concentrarse en las tareas logradas y no en las pendientes.